sábado, 17 de marzo de 2012

El adiós

Bruscamente el sentimiento murió, la decisión está tomada, y vaya que fue la mejor elección pues es mejor para los dos proseguir con lo nuestro. Claramente no era como pensábamos, no éramos la pareja perfecta como alguna vez solíamos pensar. Es un definitivo adiós, que se predecía un final antes incluso del comienzo, mas sin embargo, nos arriesgamos a intentar. Ese último suspiro de esperanza fue en vano, se creía simplemente como una pausa, se aclaró con el tiempo. El tiempo fue un componente vital en el análisis de la situación; la razón, el elector del inmaculado forje de un nuevo futuro; los sentimientos, solo el obstáculo a vencer.

Quisiera poder decir todo lo que siento, todo lo que amo y todo lo que odio, pero no hay razón justificable para darle vuelta al meollo del asunto si la causa ya la sabemos y la consecuencia ya la experimentamos. El ciclo en donde muere un sentimiento para dar libertad a otro. Entonces todo queda para bien, en paz.

La vida sigue y no hay vuelta atrás

jueves, 15 de marzo de 2012

Bitácora: Música

Escondido en tu mente, tratando de lidiar con todo ese sentimiento, ausencia de ruido: silencio total. Deseas sin embargo que tu pensamiento fuese más profundo, algo no obstante, impide llegar a ese grado, vivir así será imposible, cualquier cosa te distrae. El tiempo corre a la mitad de lo que debería, te vuelve loco, pero a la vez te gusta, la noción del tiempo se pierde.

En la tarea de describirlo se desperdicia lo que en realidad acontece, indagas por tan solo un segundo dentro de tu mente, cerrando los ojos y es una parvada de emociones que vuela e incluso ciega por el resplandor que ello produce, es de forma autónoma y sin desearlo, casi es descriptible tan rápido como fluye por la mente, mirar a ese gigantesco mar de emociones que distan en mi mente. De pronto un ruido comienza y se apaga repentinamente, se acaba el son, fue el fin de la canción y se siente el latir de mi corazón tan fuerte como una melodía, la rara sensación de profundidad hacen fluir en todo mi cuerpo como un líquido que a su vez se convierte en un calambre, frío y doloroso, pero a la vez placentero; algún tipo de masoquismo, pero inolvidable. Se altera de pronto por algún fuego que vence al frío y esta vez quema, de la misma forma: placentera.

Ahonda en mis sentidos una sensación inexplicable, el tacto es, ironicamente, el menos perceptible, aunque más brusco en fuerza. El gusto una vez exitado resulta tan poderoso como todos los sentidos juntos.

El resplandor de la grandeza de dicha visión es una guillotina de ilusiones,  vagamente descrito como una revolución cambiante para bien. La búsqueda por la perfección acaba siendo arrogante, temiendo a equivocarse y forzar contrariamente a la naturaleza de lo desperfecto.

Y eso, sólo es el inicio...

martes, 13 de marzo de 2012

Dolor

Desdicha originada en la mente, excluyendo lo físico. Pero la percepción del dolor tiene relación directa con la complejidad del ser vivo que se haga referencia. Depende pues de la capacidad del ser y será proporcional a la capacidad de analizar situaciones con el dolor o sufrimiento. Dicho esto, el dolor sería entonces una capacidad única del ser humano, hasta cierto punto en donde yace otra capacidad: el sufrimiento.

Las palabras duelen más que un golpe, dicen, así como uno de los peores sentimientos, yace por la incapacidad del ser para cambiar lo que no le concierne, dado que es un mundo imperfecto, y no nos acercamos siquiera a la perfección, nuestros congénitos actúan de forma arbitraria a nuestros deseos y sin poca o ninguna intención de satisfacernos. Es un estrés que imposibilita el correcto funcionamiento de la razón, desmembrando a cada paso la inteligencia del ser diminuto que abunda y se crea en nosotros, fundándose otro yo dentro de sí y arrancando pues la nobleza que alguna vez pudimos expresar, por medio del temor y la envidia que nos produce el propicio con cierta periodicidad del acto en cuestión.

No sólo concierne al acto que produce el dolor, sino también la respuesta y valoración de nuestro cuerpo con la capacidad de corresponder a nuestros deseos o anhelos, que son muchas veces negativos, sin caer en la cuenta de que es así. No hay entonces, alguna otra forma de evitarlo mas que nosotros mismos, que somos la llave de nuestra propia mente, esa puerta impenetrable